En el año 2002 la Organización Internacional del Trabajo (OIT), estableció el 12 de junio como Día Mundial Contra el Trabajo Infantil con el objetivo de sensibilizar y comprometer a los estados a realizar acciones que aboguen por su prevención y erradicación.
A pesar de que en las últimas dos décadas se ha avanzado mucho en la reducción del trabajo infantil, en los últimos años el proceso ha sido más lento y se ha estancado, pandemia mediante y crisis económica sin precedentes que la acompañó. 160 millones de niños/as están en situación de trabajo infantil, lo que representa 1 de cada 10 en el mundo. Algunos con sólo 5 años de edad. La mitad en situación de trabajo peligroso.
El trabajo infantil es un problema social complejo y multicausal, condicionado por factores económicos, políticos, sociales y culturales, como la distribución inequitativa del ingreso y la riqueza, el desempleo, la demanda de mano de obra barata entre otros.
El trabajo infantil se presenta de diversas maneras y en diferentes ámbitos, vulnerando derechos e impidiendo el acceso a la educación plena. Se lo ve en primer lugar en la agricultura (70%) y luego en el sector servicios y en el industrial, en particular la minería.
Desde el comienzo del Siglo XX, se desarrollaron en nuestro país avances normativos destinados a proteger los derechos de niños, niñas y adolescentes. A estos se han sumado en el año 2008, la sanción de la Ley 26.390 de Prohibición del Trabajo Infantil y Protección del Trabajo Adolescente. Esta última establece la edad mínima de admisión a un empleo en 16 años además de condiciones de protección especial hasta la mayoría de edad. Penaliza con hasta cuatro años de cárcel a los empleadores que se aprovechan del trabajo de menores.